Ese fue el reino

Para Soco, cinco años después

Ese fue el reino
de los mínimos naufragios de condones
que asombraban a la muchedumbre
con sus súbitas señales

Era la doctrina de gemidos
de isócronos jadeos
laborioso estudio
de huellas en la noche

Cartografía de la luna,
descripción de cráteres sin luz
que trazabas en mi espalda:
arañazos y arañazos
furtivas abrasiones
invisibles mordiscos
torpe caligrafía de tu espasmo

Era la disciplina ansiosa
de recorrer nuestros caminos,
buscando la forma de caer
inevitablemente
en nuestros más profundos abismos;

Esa fue la vigilia lunar,
la penosa sumisión
de la voz del espejo
a nuestros designios

Así aprendimos
a llorar por silencios
desgarrados como hímenes,
por hímenes arañados
como ciudades nocturnas
como calles que invadían nuestra intemperie
casas hendidas por la avaricia
autopsia de íntimos rincones

Ese fue el reino
que poblamos con azotes
con niños que se aferraban
a tu vientre
El feudo monótono de
tú y yo,
tú y yo
y de vez en cuando el silencio.

Ése fue el castillo que derribamos
escondiendo el rostro en los sillones
mirando la linterna apolillada del anochecer
-la luna-
que iluminaba
la avergonzada miseria de nuestro amor

Hoy,
después de cinco años
de cinco puños hinchados,
reconstruimos nuestro reino
noche a noche
gota a gota
-agotados
apoltronados de dolor
agobiados por olores
unidos
más unidos que entonces,
arañazos y arañazos
furtivos mordiscos
torpe caligrafía de tu espasmo.

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